MARCHA CICLOTURISTA TRANSCAMPIÑA 2009 VALENCIA DE ALCÁNTARA

CRÓNICA DE LA MARCHA CICLOTURISTA “TRANSCAMPIÑA” 2009
ORGANIZADA POR EL

CLUB CICLOTURISTA VALENCIA DE ALCÁNTARA.

Se celebró el 24 de mayo la Transcampiña 2009 con gran participación de ciclistas y éxito organizativo
La mañana se presentaba fresca y con amenazantes nubes
La salida se produjo como estaba previsto a las 9,30 horas desde el camping para acometer la subida del puerto de Aguas Claras, con el esfuerzo en las primeras rampas desapareció el frescor mañanero.
Tras coronar el puerto nos dirigimos hacia el sur por los caminos del interior de la sierra, disfrutando de espléndidas vistas que te hacían ir más pendiente del paisaje que del camino, con el consiguiente riesgo de caídas que afortunadamente no se produjeron.
Especialmente bonita y agradable la bajada por la Sierra del Naranjal hasta llegar al pie de las ruinas del Castillo de Mayorga.
Continuamos hasta el caserío de Alcorneo por el antiguo camino de Alburquerque, tramo de transición hasta la parte más dura de la jornada, la subida hasta las proximidades de la ermita de la Virgen de la Cabeza , subida que puso a prueba la fortaleza de los participantes y en cuyas rampas algunos tuvimos que bajarnos de la bicicleta y recorrer unos cuantos metros a pie.
Una vez pasada la ermita y tras superar sin problemas la peligrosa y recientemente bautizada“curva del bombero”, así llamada por la caída que sufrió en ella hacía pocos días un ciclista perteneciente al cuerpo de bomberos de la localidad, llegamos sin mayores incidentes al punto de avituallamiento junto al pantano de Alpotrel, más o menos a mitad del recorrido de la marcha. Para reponer fuerzas nos esperaban unos estupendos bocadillos, agua, refrescos y barritas de cereales. Me tomé un bocadillo de chorizo con una cocacola que me supo a gloria.

Terminado el refrigerio reanudamos la marcha bordeando el bonito pantano de Alpotrel, que más que un pantano parece un lago al que hasta sus orillas llega la hierba y los alcornoques.
La ruta sigue entre bellos parajes con alcornoques, castaños y abundante vegetación , pasa a las faldas de la ermita de Valbón y desciende hasta Valencia de Alcántara
Hay que hacer mención a la magnífica organización de la marcha, en todo momento varios coches todoterreno, quad y motos de campo nos acompañaron y resolvieron los pequeños incidentes que se produjeron, pinchazos, roturas de cadena y alguna caída sin consecuencias.
Igualmente al atravesar Valencia de Alcántara la Guardia Civil y Protección Civil regulaban el tráfico para seguridad y comodidad de los participantes.
Tras dejar atrás Valencia de Alcántara por el camino de la Buenavista, las nubes que tan bien nos habían venido haciendo de sombrillas empezaron a convertirse en tormentas y a descargar agua tan necesitada este año en el campo pero que como siempre nunca cae a gusto de todos.
Continuamos pasados por agua pero disfrutando de la marcha, a veces por estrechas sendas repletas de vegetación a través de la que costaba pasar e incluso por calzadas de piedras de tamaño más que regular que ponían a prueba nuestras mermadas fuerzas.
Llegamos al caserío de la Miera, nuevo punto de avituallamiento aunque en esta ocasión con un poco de agua fue suficiente y digo “un poco” porque con la que caía del cielo y resbalaba por la cara hasta la boca íbamos suficientemente hidratados.
Tras un par de kilómetros por carretera cogimos otro camino que nos llevó hasta Las Casiñas en este tramo llovía con cierta intensidad lo que dificultaba no tanto el pedaleo como el disfrute del paisaje de la dehesa que recorríamos.
Desde aquí hasta el caserío de Las Huertas de Cansa y tras tres kilómetros a través de un bonito camino que sube por la vaguada de la Fuente Vela, con numerosas huertas, frutales, olivos y castaños, enfilamos por la carretera de Jola los últimos dos kilómetros que nos llevaban de vuelta al camping y a la finalización de los 60 kilómetros de la marcha.
Cabe destacar la perfecta señalización de todo el recorrido realizada por el Club Cicloturista Valencia de Alcántara para que ningún participante se despistara.
Luego vino la comida en alegre y agradable charla y compañía, la entrega del trofeo al vencedor, al participante más lejano, al club participante más numeroso, al club más lejano y al participante más veterano que tuve la suerte y el honor de que me tocara por aquello de tener 55 añitos.


Javier Hernández del Olmo