De nuevo hemos vuelto al Camino de Santiago. En la foto con la camiseta del Club en la plaza del Obradoiro.
Hemos recorrido el llamado Camino Primitivo desde Oviedo hasta Santiago de Compostela. En total 365 km, los hicimos en cinco días y medio. El desnivel acumulado supera los 8000 metros. Pedaleamos en total 28 horas a una media de 13 km/hora. No arrancábamos muy temprano, sobre las nueve y media o las diez. Hacíamos algunas paradas para visitar pueblos, monumentos, lugares de interés; una pequeña parada para comer algo, fruta, chocolate o frutos secos que compramos en alguna aldea del camino o una cocacola y unas tapas en algún bar y a las cuatro o las cinco de la tarde llegamos al destino, ducha, descansar un rato, pasear por el pueblo, charlar con otros caminantes, una buena cena y a dormir como troncos.
El camino nunca defrauda, los paisajes un espectáculo constante. En Asturias prados de terciopelo bordeados por árboles que parecen un paisaje de cuento. A veces, por la mañana, desde arriba en las montañas las nieblas en los valles parecen el mar.
Ascensiones duras, puertos con mucho desnivel en los que vas pedaleando sin levantar apenas la cabeza, con los brazos tensos tirando con fuerza del manillar; mirando de vez en cuando lo que queda para llegar a la cima, dosificando las fuerzas y pensando si parar a descansar o aguantar hasta arriba. La recompensa llega al coronar el puerto, mirar alrededor, disfrutar del paisaje, descansar un poco y lanzarte cuesta abajo por la carretera poniendo la bici a 65 km/h con las alforjas caracoleando en la parte de atrás. Es curioso que la mayoría de los caminantes con los que te encuentras no es la primera vez que lo recorren, el Camino atrapa. El Camino te lleva; sólo tienes que seguir las conchas de dirección y disfrutar del paisaje y la tranquilidad. Andar por el Camino es como un buen sueño del que no quieres despertar. El próximo año lo más probable es que hagamos el camino Portugués desde Braga, a través del Parque Nacional de Peneda-Gerês en el norte de Portugal y del Parque Natural de Xurés en Ourense, pero ya se andará
Javier Hernández del Olmo
Hemos recorrido el llamado Camino Primitivo desde Oviedo hasta Santiago de Compostela. En total 365 km, los hicimos en cinco días y medio. El desnivel acumulado supera los 8000 metros. Pedaleamos en total 28 horas a una media de 13 km/hora. No arrancábamos muy temprano, sobre las nueve y media o las diez. Hacíamos algunas paradas para visitar pueblos, monumentos, lugares de interés; una pequeña parada para comer algo, fruta, chocolate o frutos secos que compramos en alguna aldea del camino o una cocacola y unas tapas en algún bar y a las cuatro o las cinco de la tarde llegamos al destino, ducha, descansar un rato, pasear por el pueblo, charlar con otros caminantes, una buena cena y a dormir como troncos.
El camino nunca defrauda, los paisajes un espectáculo constante. En Asturias prados de terciopelo bordeados por árboles que parecen un paisaje de cuento. A veces, por la mañana, desde arriba en las montañas las nieblas en los valles parecen el mar.
Ascensiones duras, puertos con mucho desnivel en los que vas pedaleando sin levantar apenas la cabeza, con los brazos tensos tirando con fuerza del manillar; mirando de vez en cuando lo que queda para llegar a la cima, dosificando las fuerzas y pensando si parar a descansar o aguantar hasta arriba. La recompensa llega al coronar el puerto, mirar alrededor, disfrutar del paisaje, descansar un poco y lanzarte cuesta abajo por la carretera poniendo la bici a 65 km/h con las alforjas caracoleando en la parte de atrás. Es curioso que la mayoría de los caminantes con los que te encuentras no es la primera vez que lo recorren, el Camino atrapa. El Camino te lleva; sólo tienes que seguir las conchas de dirección y disfrutar del paisaje y la tranquilidad. Andar por el Camino es como un buen sueño del que no quieres despertar. El próximo año lo más probable es que hagamos el camino Portugués desde Braga, a través del Parque Nacional de Peneda-Gerês en el norte de Portugal y del Parque Natural de Xurés en Ourense, pero ya se andará
Javier Hernández del Olmo
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